La diversidad de ecosistemas de La Gomera no se corresponde con el tamaño de la Reserva; la explicación a esta enorme diversidad tiene que ver con la altura, la orientación y la compleja orografía que proporcionan múltiples hábitats en los que se asientan diferentes formaciones vegetales.

A pesar de que la isla no tiene altitud suficiente para llegar a tener los matorrales de cumbre, si que hay una gran variedad de pisos de vegetación y de ecosistemas azonales, es decir aquellos que no dependen de la altitud:


Pinar canario

La superficie de pinar existente en la isla de La Gomera es muy pequeña. Aunque pudo haber existido en localidades de orientación sur, actualmente se limita a algunos reductos en la zona sur de las cumbres de la isla como los Roques de Garabato en Vallehermoso, Imada o Los Roques en la entrada al Parque Nacional de Garajonay. Estos escasos pinares naturales tienen un sotobosque pobre, con presencia en la Reserva del escobón (Chamaecytisus proliferus subsp. meridionalis).

Además, entre 1957 y 1985 se plantaron en la isla más de 2.000 Ha de pinar, empleándose sobre todo pino canario y pino insigne en las medianías y cumbres, en el dominio del monteverde, y pino carrasco en las medianías y cotas bajas, en territorio potencial del sabinar y tabaibal-cardonal. Pero, dado que muchas de estas plantaciones se sitúan en el Parque Nacional de Garajonay, desde hace algunos años se ha emprendido una paulatina labor de erradicación mediante su sustitución principalmente por fayal brezal.

Monteverde

Los bosques de laurisilva y formaciones que componen el Monteverde pueden dar sensación de homogeneidad. Los ojos poco adiestrados observan una espesura verde, con un suelo en semipenumbra, escasos arbustos y una sucesión de una veintena de especies de árboles de diferentes edades y tamaños.

Pero bajo el manto siempreverde existe un complejo mosaico de bosques y otros hábitats naturales. Esta gran diversidad obedece a la variedad de ambientes como consecuencia del abrupto relieve.

En los márgenes inferiores del norte del Parque, pequeñas formaciones casi arbustivas de laurisilva y fayal brezal termófilo acogen algunas de las especies más raras.

En los umbríos valles, reina la oscuridad de las copas cerradas y altas de la laurisilva de valle con til, con sus espectaculares troncos con forma de candelabro.

Los gigantescos árboles de hasta 35 metros de altura caracterizan la laurisilva de valle con viñátigo, que forman impresionantes galerías flanqueadas de helechos

El musgo y los helechos protagonizan las cresterías de mayor humedad donde crece de forma exuberante la laurisilva hidrófila rica en epifitos.

En las vertientes orientadas al norte, los árboles alcanzan menos talla que en los fondos de barrancos, es la laurisilva de ladera, dominada por el loro, el aceviño, la haya, el brezo e incluso en algunas localizaciones el palo blanco.

Como un intrépido escalador, el brezal de crestería con tejo se ancla a las paredes casi verticales como un enano bosque colgante húmedo y misterioso.

Las crestas más altas, por encima de las nieblas en verano, mantienen el brezal musgoso de crestería con brezo arbóreo.

En las zonas más altas del Parque, por encima de los 1200 metros y en la vertiente sur, donde la sequía estival es más acusada, se forman bosques de fayal brezal arbóreo.

El Fayal brezal subarbóreo, achaparrado e impenetrable, lo encontramos en zonas más extremas, donde se unen sequía estival y viento

Bosque termófilo

Los bosques termófilos ocupaban la franja entre los 200 y los 600 metros de altitud, dependiendo de la orientación, ya que en las vertientes más secas no llega a aparecer en ocasiones o se limita a localidades menos desfavorables, que en el caso de La Gomera son tramos medios de barrancos.

Las principales formaciones termófilas en La Gomera son el sabinar y el palmeral.

Matorral de costa

Los matorrales xéricos aparecen hasta los 200 metros de altura en las orientaciones norte, mientras que al sur alcanzan los 500 metros. Es una formación que se suele denominar tabaibal cardonal, ya que son las especies más abundantes. Normalmente los cardones surgen en laderas escarpadas con poco suelo, formando islas en medio de los tabaibales.

Característica de La Gomera es la tabaiba amarga, también conocida como higuerilla de Berthelot, ( Euphorbia berthelotii), endemismo gomero ampliamente distribuido que podemos encontrar desde las zonas bajas hasta laderas soleadas por encima de los 800 metros.

En fondos de barrancos, aparecen comunidades de balos (Plocama pendula) un arbusto endémico que llega a formar comunidades cerradas en cauces donde se acumula humedad edáfica.

Palmerales

Los palmerales están por toda la geografía de la Reserva de la Biosfera, ya que la palmera canaria (Phoenix canariensis) es un árbol que es capaz de vivir en muy diferentes condiciones ambientales, desde espacios húmedos a secarrales. Es una especie propia de las medianías, que en la isla convive con las poblaciones humanas que han ocupado su hábitat natural.

La palmera tiene gran capacidad para recolonizar territorios donde se ha abandonado la agricultura, y ocupar espacios donde seguramente crecía de manera natural. Algunos de los palmerales más interesantes de la isla están en Las Toscas, Tazo, Cubaba y Alojera, Arguamul o Valle Gran Rey, pero prácticamente en todos los barrancos podemos encontrar ejemplares de la palma canaria.

La palmera ha tenido gran predicamento en el mundo rural gomero por su utilidad, ya que la extracción de la miel de palma la ha convertido en un árbol con un aprovechamiento directo, además de ser la base de actividades artesanas y aportar alimento para el ganado.

Sabinar

El sabinar más extenso y mejor conservado de Canarias está en las medianías del norte de La Gomera en los municipios de Agulo y Vallehermoso. Es un bosque abierto, con la sabina canaria como protagonista (Juniperus turbinata ssp. canariensis), que muestra un porte achaparrado, y que en las laderas más expuesta aparece con apariencia de matorral sin superar los dos metros, mientras que en las condiciones favorables adquiere un claro porte arbóreo, alcanzando tallas de ocho metros de altura.

En las zonas medias, las sabinas aparecen acompañadas de especies termófilas como el acebuche o l espino, entre otras.

El sabinar se ha recuperado en las últimas décadas, tras bajar la presión ganadera y disminuir la demanda de su madera, muy apreciada por su dureza para ebanistería y además muy usada antaño como leña.

Cinturón halófilo

Este tipo de vegetación ocupa la banda vegetal más próxima a la costa, hasta los cinco metros de altura, con una alta concentración de sal tanto en el suelo como en el aire por la influencia de la maresía.

Tan solo sobreviven aquellas especies tolerantes a la sal como la lechuga de mar, el perejil de mar, la uvilla de mar, el salado o el espino de mar; en Puntallana se encuentra la única población insular de la Tabaiba de mar (Euphorbia paralias).

Vegetación rupícola

La vegetación rupícola es muy rica en la Reserva, ya que si hay algo en la isla son rocas y riscos en los innumerables acantilados, paredes, roques y laderas de barranco que salpican la geografía insular. Este tipo de vegetación es de enorme interés, ya que incluye numerosos endemismos y especies amenazadas. En general tratamos con comunidades constituidas por pequeños arbustos, que pertenecen a la familia de las Crasuláceas y de las Asteráceas.

La vegetación rupícola podemos encontrarla en multitud de ambientes, desde roques en el bosque de laurisilva a paredes de barrancos en la zona baja de la isla.

Algunos de los ejemplares de plantas más raros de la Reserva pertenecen a este tipo de vegetación, como, por ejemplo, Aeonium saundersii, Cheirolophus satarataensis, Convolvulus subauriculatus, Limonium dendroides o Parolinia schizogynoides

Saucedas

La sauceda es un bosque de ribera, asociado a cursos de agua permanentes o rezumaderos de aguas constantes, cuya especie principal es el sauce canario (Salix canariensis). Es un tipo de vegetación azonal, ya que no depende de la altitud sino de la presencia de agua, aunque aparece en cauces altos y medios de los barrancos. En La Gomera destaca la sauceda asociada a los manantiales de Guadá, conocidos como mimos, o la cabecera del Barranco de Arure. Sin embargo, es un tipo de bosque que ha sufrido una regresión, por ejemplo en el cauce de Valle Gran Rey ha sido sustituido por un cañaveral que ha acabado por desplazarlo.

Saladar

Un saladar es un humedal que se llena de agua marina por infiltración. En La Gomera pervive uno de los escasos saladares naturales de Canarias, el Charco del Cieno. Se trata de un charco somero y cenagoso, cuyo llenado depende de la fluctuación de las mareas debido a la escasa distancia que se encuentra de la línea de costa. Este espacio es enormemente importante para la avifauna migratoria, que encuentra en su ribera uno de los escasos espacios aptos en las Canarias occidentales para sus paradas en las migraciones.